Datos de limpieza con Ozono

EL OZONO EN LOS VESTUARIOS Y ASEOS


Los aseos son inevitables centros de contaminación, por el fin al que están destinados. Por muy inmejorables que sean las condiciones de limpieza e higiene que en ellos haya, siempre están presentes emanaciones amoniacales procedentes de la descomposición de la urea. Todo esto unido al desprendimiento de gases, de las deposiciones fecales, origina un desagradable olor que no eliminamos al solaparlo con un perfume fuerte o especial que este sea. El perfumador viene a añadir un nuevo gas que, aunque por sí solo tenga olor agradable, deja de serlo al mezclarse con que ya existen en esa clase de ambientes. Incluso en la mayoría de los casos esta mezcla viene a ser aun más desagradable.

La perfecta solución estriba en no añadir gases ni elementos extraños, sino por el contrario, eliminarlos hacerlos desaparecer, para lo cual pueden adoptarse dos soluciones: una física y otra química.
La segunda solución consiste en eliminar los gases contaminados con una simple reacción química, que una vez destruido el agente desagradable regenere la atmósfera y la haga perfectamente respirable.

El OZONO cumple paso a paso ésta misión. No siendo más que un estado alotrópico del oxígeno, se genera con una activación adecuada de este, adquiriendo la molécula O2, un ión negativo O. formando la estructura O3, que por su gran inestabilidad se descompondrá rápidamente fijando oxigeno naciente y, en suma “oxidando” las sustancias que son origen de los malos olores. Después de realizar esta misión destructora vuelve a ser oxígeno, con lo cual no habremos introducido ningún elemento extraño en la atmósfera. Pero el OZONO no termina con su labor desodorizante. El OZONO, desinfecta al mismo tiempo. Es sabido que los aseos, precisamente por ser aseos, son centros de contagio de enfermedades. En los lavabos, retretes y urinarios, pueden depositarse con gran facilidad gérmenes procedentes de organismos infectados y permanecer allí condiciones de humedad y temperatura son propicias), en espera de un nuevo huésped.

El OZONO, con su presencia en el ambiente destruye por oxidación todos los gérmenes del aire, garantizando una perfecta asepsia. Su acción es rápida, poco tiempo después de comenzar la generación del OZONO se
notará que se respira un aire limpio, exento de olores y gérmenes, dando una agradable sensación de frescor como en la alta montaña. Y la presencia de una ligera sobrecarga de OZONO en aire nos dará una total garantía de que allí no vamos a contraer enfermedad alguna. Que los locales a que nos referimos son “aseos propiamente dichos”